Lo mas visto

miércoles, 14 de julio de 2010

No quise evadirte...

No quise evadirte, mientras me sentaba a fumar en el sofá, estaba en mi mundo, mi ciclo lógico habitual; las palabras corrían y al paso de un buen tiempo note tu indiferencia, tus ojos clavándose entre mi tímida alma, sabía que era por el paso del tiempo, el otoño marchito del 1999 y tu manía de hacerme notar de que podía reconstruir el viejo alumbrado de Valparaíso. No tenia salida, tú eras mi única esperanza, el usufructo de la bendita vida que me toco, no me quejaba de nada, solo de esta pobre ciudad en ruinas.
En, realidad las cosas iban mas allá de un pueblo olvidado, tuve que analizar cada pensamiento al azar en esa misma noche, bajo el manto de tu piel, recordé todo lo que había pasado para solo poder besarte por segunda vez; la primera vez fui un idiota, solo era un niñato aprendiendo a gatear; la segunda, fue mi bendición. Relato lo sucedió como si fuese mucho tiempo atrás, pero no, hoy día pude confesarte mi condena de 3 años de análisis y estimaciones fraudulentas.
Nos citamos en el puerto Caleta Portales, para ir a aquella playa que tanto nos gustaba, la brisa marina solo enardecía tu personalidad de ternura, y hablabas como si el mundo se hubiese acabado, tu corazón roto no era algo que se ocultara fácilmente entre tu fachada de sonrisa perfecta. – ¿Que podía hacer entre tus verdades de amor? – ; la vida solo hacia caer sus hojas de innumerables recuerdos, en los momentos más mágicos e insignificantes, todo aquello acerca sobre ti, del día en que te conocí, hasta hoy en la playa de los reencuentros.
Decidí, hablarte mientras mirabas el mar con cierta paciencia e ilusión, como si esperases algo de ello, te mire tan fijamente que te sonrojaste, solo alcance a pronunciar Te amo antes de que mi garganta se clausurara por la típica cobardía del enamorado. No me dijiste nada, hasta llegar al departamento. No sabías que decir, aunque la respuesta resonaba en mi interior, solo prendiste un cigarrillo, pronunciaste “Adiós” querido y te marchaste con todas las palabras en la lengua. Siempre desde que recuerdo, has sido una mujer poco expresiva en lo que respecta a tus sentimientos, pero habías dejado una nota, la cual decía así:
“Lo voy a pensar, querido, no esperes nada. Te quiero”
Aunque aquella nota era un inútil papel con letras borrosas, tenía esperanza de ti. Corrí por la adrenalina de mi suerte, hasta que te alcance y te bese; me respondiste aquel beso, no se si con pasión o solo por lastima, solo pronunciaste “esta escrito en el papel que deje en la mesa, todo lo que debes saber, por ahora”. Caminabas y desaparecías entre la niebla de mi puerto querido, y estaba aquí con el corazón semi roto esperando tu regreso, tus palabras, tu mirada de sociópata que tanto me fascinaba, el recuentro final de esta vida de condenado; pero seguía con el problema del alumbrado, solo resolví una parte emocional de mi vida, aunque era un avance mínimo, aun te amaba en las noches sin estrellas del puerto, mientras caminaba, y fumaba mis recuerdos de ti.