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lunes, 25 de junio de 2012

Antonella XVII - El Reencuentro


Cuando te ví en aquel parque con tus ojos llenos de colores morados, tormentas liberadas y expresividad que estaba al borde del abismo, estabas perfectamente como te recordaba…
Tu piel como un café de vainilla de delicioso sabor y suave textura, tu pelo dorado expandiéndose como ondas sonoras a través de la naturaleza, llamando a la felicidad. Ahí lo comprendí perfectamente, eres un ángel  sin lugar a dudas, con tus hermosas alas azules, tu alma irradiaba una especia de carisma, amor, combinaba perfectamente con el atardecer otoñal. Todo era tan cliché, parecían los años ochenta con tu peinado ondulado, tu traje de señorita en busca de inspiración en el alma de la nada, del todo en sí, a través de tu cámara Leica M6.
Cuando te abrace note claramente que te amaba desde el  fondo de mi corazón, con un fulgor, una ironía, una abstracción increíble sobre las intensas  ideas que recorrían mi mente en aquel momento. Suponía que así se debía sentir volar en el cielo imantado, lleno de estrellas de mil colores, formas y sabores inexplicables. Oh Antonella, era un milagro verte de esa forma, ¡eres un milagro!
Habían pasado 2 años, desde que tomamos caminos diferentes en rumbos claroscuros, inciertos, con la certeza de encontrar cierta felicidad, quizás aquella sensación que absorbíamos cuando nos besamos en las noches mientras el mundo se detenía sin razón alguna, donde la luna fue un ente,  un comienzo teatral digno de un climax esperanzador, rebuscado. Sostenía tu pelo en busca de algún rastro que pudiera hacerme entrar en razón, de dejar de soñar, estabas ahí y seguía completamente ido en mi existencialismo. El frío aire me hizo entrar en razón, sonreías, todo parecía como si fuese una hermosa cinta de video que debía filmar, captar cada acción, silueta, toda tu perfección y energía liberándose en el perfecto ambiente en que nos encontrábamos, lleno de vida, donde por primera vez estuve a solas contigo, jugueteando, tratando de conocer a una mujer llena de capaz de hielo, rutinas, que no quería dejar escabullir emociones  en su mundo.
La verdad, lo único que me importaba es que tenía al frente mío, - porque, ¿Qué otra cosa importa si estamos aquí? -,  un viejo blues se escuchaba a lo lejos, mientras hablábamos de las inusuales cosas de la vida, el tiempo avanzaba y la idea de que somos almas gemelas tomaba mas argumento, pero ¿que validez tiene la de un olvidado?. Quería verte caminar, ver tus caderas al compas de la luz de la luna, tomarte de la mano  y caminar impulsivamente hasta el lugar donde nos llevarían nuestros instintos.
 Quería estar en aquel lugar.
 Quería hablar contigo hasta el amanecer, sobre como influiste en mi vida, como la elevaste a tal punto de que tu sola presencia provoca una alegría infinita en mi alma.
 Quería hacerte sentir la misma sensación que se propagaba en mí cuando veo tu alma a través de tus hermosos ojos de luna llena, tan delicada, con ciertos rastros de dolor que no puedo disuadir.
Quería besarte, quería abrazarte mientras nos tomábamos un café con whisky, almendras y crema, quizás en la alameda, un hermoso lugar llenos de historias, melancolías, de sueños y esperanzas translucidas.
Quería pensar en nuestro futuro, armaría un drama perfecto sobre los viajes a través del mundo, las noches de incendio y que los instantes nos invadirían con un carácter benevolente, un placer tal, que simplemente íbamos directo a la plena felicidad
De verdad lo quería, debía estar en tu espiral, en tu mundo, en los recuerdos de tu corazón, ¿pero había logrado aquel impacto? ¿Tendrías una cinta de video en colores sobre mí? ¿Leerías mis cartas para no olvidarme en este tiempo? ¿Notarías nuestra verdad? La verdad de que quizás nosotros nos amamos, y lo declaro hoy, constante en el pasar de los siglos, que te amo, te amo Antonella de mi alma, con tu personalidad impulsiva, tu creatividad, tus deseos de explorar los detalles y tú manía de convertirte en una idea que puede calmar las noches mas oscuras, congelando aquellos cristales indeseables.
Y quería que nuestras almas se abrazarán, bailarán sobre nuestros sueños y que el contexto de este siglo no nos imporara, como un símbolo de unión, esperanza, de verdadero amor.
Oh Antonella, creo que estás loca, quizás, pero te amo sin arrepentimientos y con una idea fija que hasta mataría mounstros por ti, solo por verte sonreír unos segundos más, mon amour.

viernes, 22 de junio de 2012

La balada de una confesión

Hace tiempo que no volvía a escribir, a sentir el sonido de las teclas cuando las palabras sonreían por haber escapado de mi mente o la de plasmar emociones en un papel fumando en el parque viendo como el mundo seguía su curso, su clásica prospección de vivir. Es horrible, lo sé, creo que nadie lo podría entender, esta sensación recorre tu cuerpo, tu mente, tu alma, es tan marchita, tan descabellada, ninguna emoción debería poder hacer eso, y menos una que ni siquiera se de donde carajos viene. Intente vivir todo lo que pude, sonreir, vivir cada emoción a su plenitud, pero llegue a mi limite emocional, racional. ¡Diablos! Si mi propio cerebro se desconecta para evitar que la razón sea consumida por la pena. Los especialista no me dan soluciones concretas, solo palabras que es esfuman en un invierno claroscuro. No puedo dormir, y si duermo las cosas parecen ambiguas y el dolor de cabeza no olvida su aparición en este maldito guion. Dicen que se llama personalidad depresiva, que tendré que vivir eternamente sintiendo esta emoción de melancolía eterna, ¿por que a mí? Yo no me lo merezco, ¡claro que no! – el futuro que proyectan es solo mas sufrimiento - , cada segundo, cada hoja que cae, cada partícula que empuja el viento solo me recuerda pensamientos relámpagos que no quiero en mi alma, ella esta bastante destrozada, quisiera poder restaurarla pero todo lo que hago es empeorarla. Si hubiera un modo de borrar la melancolía, no me importaría perder todo los recuerdos, ni olvidarte a ti angel morado, mi Antonella, porque se que si me encuentro contigo nuevamente me enamoraría de ti, aunque no lo sientas, ni percibas, somos amantes de muchos siglos atrás, y si en esta época nuestras almas no se consiguen abrazar para revivir el amor de los siglos del barroco, esperare amor mío, aunque sea en unos siglos más, ahí te estaré esperando en el lugar de siempre, anhelando verte sonreír y besarte desesperadamente bajo la luna, la que fue testigo de nuestro primer encuentro de críos enamorados. Y si no lo crees, busca en tu alma nuestra hermosa cinta de video morada. Debe existir algo, alguna formar de borrar todo, choques eléctricos, ondas sonoras, hipnosis, ¡debe haber algo, maldita sea! -¿sabes lo que es vivir toda una vida llena de melancolías y esforzarte para sentir otra emoción?- Estoy tan agotado, creo que estoy llegando a la locura existencial. ¡oh noche acógeme entre tus finos brazos sinceros, que la luna sea el cobijo que tanto he buscado y las estrellas sentencien esta melancolía diciendo que solo fue un mal sueño, una mala pasada que tiene un final feliz! Supuse, que en algún momento recibiría el llamado del destino que arreglaría esto, así que aquí estoy con el tiempo acotado y asfixiándome con el humo del tabaco. Solo espero y espero, en esta banca, en este parque lleno de vida, ¡quiero vivir maldita sea! - ¿Tanto os cuesta creer los hilos que nos atan, unen y manejan esta vida?
 Jacques Smith