Mi corazón late como en un infarto,
como un tren descarillado
en plena coalición con la verdad.
Y no puedo respirar,
mi vías respiratorias se contradicen,
llaman con extasís al buen viceroy
o a la exelente compañía de Lucky Strike Nines.
Antonella, ¿Dondé carajo estás?
Desapareciste, sin quejas, ni ruidos,
dejando una desesperanza que no me preocupa.
Hoy es luna llena, ¿te acuerdas cuando nos queríamos
bajo aquella figura astromantica?
Esas noches de inciendio, donde chantajiabamos al mundo,
donde la soledad no era mas que una sombra insignificante.
No te veo; No se donde carajo estás,
Es Abril, el mundo de las melancolías,
y tu aún no apareces.
Puedo exclamar, opacando con fervor
la instancia maldita de tu ausencia.
Insisto puedo y no puedo.
Puedo quererte, no hay contradiccion
para aquella osadía.
Antonella!, por fin te encuentro;
No...por favor, no dejes que mi camisa
se ponga roja por el utupismo de tu alma,
No te vayas, Sonreime una vez más,
Vuelve a teñirnos de morado.
No me importa que el mundo este en tu contra,
Tu y yo, no hay restricciones, ni infierno que nos detenga,
Reitero: No hay nada que nos apasigue,
si nuestras almas se desean mutuamente
como aquella vez que la luna llena nos comtemplo
en el inicio, en la pasion netamente tal,
en que, fuimos uno solo, una sola alma enamorada.
Antonella, amor mio...Quedate.
sábado, 9 de mayo de 2009
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario