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lunes, 4 de mayo de 2009

Declaraciones...

Diego: Amor.
(-Mis ojos estaban fijamente en los de ella con una expresión de perro degollado-)

Antonella: ¿Qué sucede?
(-Ella lo sospechaba, sabía que se acercaba la tormenta-)

Diego: No se, creo que es mi intuición o quizás mi habilidad de pseudo sicólogo... ¿Eres bulímica o padeces alguna enfermedad relacionada con esa mierda?
(-Por fin, mis cuerdas bucales soltaron la marea, se suponía que se acercaba el sol; ¡Miento!, estaba lejos, demasiado lejos de él)

Antonella: Si
(-Lo dijo tan seco como si fuese una muerta, la piel helada, el corazón entumido. Esto no es real, no puedo estar pasando. Mierda.-)

Diego: Cariño, eso es prácticamente una patada al corazón para mí; es una pena verte tan neurótica y violenta, alejándote sin darte cuenta de los seres que más quieres, por supuesto, entre ellos no me incluyo.
(-Todo se caía a pedazos, ella era una bulímica compulsiva y yo un drogadicto…-)

Antonella: ¿Por qué?. ¿Se supone que nos queremos, no?
(-Exacto-)

Diego: Exacto, te quiero mas que a un pastel de papas, eso es mucho cariño. Ponte en mi lugar...Piensa: ¿Qué sentirías si yo padeciera de aquello?. Es una especie de estigma, un sufrimiento callado, viéndote morir lenta y placidamente sin poder siquiera ayudarte, es lo peor.
(-¿Qué puede hacer un drogadicto que no esta conforme consigo mismo para ayudar a un ángel con problemas serios de personalidad?. Era su personalidad, desde ahí se desprendía todo.-)

Antonella: ¿Y tú?. Sigues siendo el mismo tipo del ayer, preocupándote solo de los demás, nunca de ti. ¡Dios Mio! ¡Diego! ¿Tanto te cuesta quererte? ¿Acaso crees que no me entero de que eres un drogadicto en su máximo esplendor?
(-Me quiero, el problema es que soy un desastre, no te das cuenta mon amour…-)

Diego: Se que sabías mi verdad, pero intento dejarlo, tu te lanzaste al vacío, vives de rodillas, hay un mundo hermoso por cual vivir y ni de eso te quieres enterar, ¿eres una estupida?. Amor, ni has intentado enfrentarla, todo se puede, yo se que puedes, vamos por favor...
(-Podemos enfrentar el infierno, se que podemos…-)

Antonella: No puedo...
(-No, no, no, no empieces con eso, te conozco, huirás como siempre.-)

Diego: ¡Carajo! ¡Que si puedes!, aunque sea intenta dejarlo por mi, cariño, por favor...

Antonella: Deja ese cinismo de un utopista de 17 años. Hablas mucho de mi, ¿y que hay de ti?.

Diego: Dicen que la mala hierba nunca muere, y así será.
(-Pude ver que sus ojos se debilitaron, no pronuncio ninguna palabra-)

Antonella: ¡Eres un estupido!
(-Se lanzo a correr, no quería verme, ni oírme, me odiaba o al menos eso era lo que yo pensaba. Desde ese momento, todo se derrumbo-)

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