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sábado, 30 de mayo de 2009

Antonella VII: Cuenta regresiva...

Han sido 3 años largos años desde que dejaste la puerta abierta y olvidaste de que existía, no supe nada de ti, ni de tus ojos melancólicos de luna llena…
Todavía tengo perfectamente esa imagen, sentado en el sofá, en una terrible sobredosis, me miraste como si se te viniese el mundo abajo, el reloj marcaba las 3 am, la música era pesada, creada por nuestras conciencias, un abril claroscuro tiñéndose de desgracias, un adiós directamente acuchillando al corazón. Solo susurraba: Antonella no te vallas, las pocas fuerza solo me alcanzaron para poder mover mis labios y demostrarte mi poca dignidad, fue lo peor en mi vida.
Paso una maldita hora, y en esa puerta no aparecías, realmente no entendía nada de lo que estaba sucediendo, ¿mi degradante estado había provocado tu partida?, en ese momento hasta dudaba de mi mera existencia, quería morir de verdad.
Los autos pasaban, las hojas caían, el cielo cantaba su miedo hacia el fin del mundo, los inmuebles se cansaron de respirar tanto humo y el techo solo repetía: ¿Que sucedió?. Estaba plasmado en el suelo, sumiéndome en alcohol, te oía en todas partes, me arrastre por la casa buscándote, todo era un simple engaño de mi alma, cada segundo se transformaba como un cruel sacrilegio de cual a un drogadicto le reniegan la heroína en pleno éxtasis.
Así fue pasando el tiempo…
Duros lapsos de melancolías, positivismo de profesores de secundarias, muchas sobredosis con narcóticos de poca fama, era un ánima vagando por el miserable mundo.
Mi vida, Abrázame en este sigilo nocturno circular, tergivérsame como una mariposa con sus eternas alas fucsias sentenciando en cada parpadeo mi maldito existencialismo.
Sálvame, resguárdame en una dimensión paralela de este infierno, demuestra que pese a todo los milagros existen y puede haber un rincón de felicidad en la vida.
Antonella…Estoy tan perdido, no me encuentro, estoy sin alma, tu partida no me afecto, todos tiene que huir algún día, solo me revelo que tu inyecciones de amoríos plenos tapaban mi dura realidad.
¿Dónde están los años felices donde un simple movimiento provocaba una risa fatídica y real?
¿Qué ocurrió con el modo de vivir sano? ¿Cuándo se convirtió todo en algo neurótico, insano y revolviéndose en 700 revoluciones por minuto?
¿¡Donde carajo esta mi alma!?...
Estoy tan cansado Antonella, solo le hablo al viento del cual estoy suelto e inverso. Me siento solo, mis ojos demuestran rebeldía y una pudrición interna en combustión máxima, camino como un pingüino en marcha hacia el mar oscuro y helado de mi orificio mental.
No tengo solución cercana, la cuenta regresiva empieza, solo me queda aguantar como siempre, apretar los dientes y morder al aire que me tiene soslayadamente atado y moviéndome constantemente en cualquier dirección.
Realmente soy un desastre.
¿Dónde estas luna?... Dime donde divaga mi alma. Por favor. La necesito mas que nunca.

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